Una señora muy mayor se sube al colectivo a la altura de Barrancas de Belgrano. Pide el asiento y un chico de 17 años, el pelo teñido de azul, los ojos delineados, se lo deja.
Señora (a los gritos): ¡Gracias, camarada! ¿Cuántos años tiene usted?
Chico: Diecisiete.
Señora: Yo a esa edad me estaba casando con el capitán, camarada.
(La señora se incorpora y se pone a cantar a todo pulmón la marcha de San Lorenzo).
Señora: ¡Vamos todos! Febo asoma...
(Silencio absoluto en el colectivo)
Señora: ¡Miren! ¡La casa de Massera! ¡La casa de Emilio Eduardo Massera!
(Sigue cantando)
Señora: ¡La casa del General Videla!
(Sigue cantando)
Señora: ¡El Hospital Militar! ¡Por acá también está La Castrense!
(Sigue cantando de pie
Señora: ¡El ejército argentino! Yo me casé con un capitán. Ahora está preso. Cadena perpetua. No me dejó nada... Se llevó la casa, la plata y el perro. ¡Hasta el perro se llevó!
(Sigue cantando)
Señora: Mi hija es la doctora Nilda Élida Marisa. Abogada.
(Cada vez que interrumpe el canto, retoma desde el principio: Febo asoma... Parece como si fuera la única parte de la canción que conoce).